En estas Navidades creo que los Reyes Magos, Papá Noel y todas las figuras que llenan en estas fechas de ilusión y de regalos a nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes llevarán a muchos hogares unos dispositivos llamados "smartphones" o teléfonos inteligentes. También reciben el nombre de las marcas o empresas que los comercializan (Blackberry, iPhone, etc.). Entre los y las adolescentes están causando furor las famosas "Blackberrys", un teléfono creado para el mundo empresarial y que está teniendo entre los jóvenes un uso casi generalizado.
¿Por qué estos aparatos han despertado tanto interés en los y las adolescentes? Pues porque los teléfonos inteligentes, además de los servicios de los teléfonos móviles, son pequeños ordenadores con conexión a internet con los que pueden acceder a las redes sociales (Tuenti, Facebook, Twiter...), chatear, enviar mensajes, jugar, hacer fotos, grabar vídeos, hacer llamadas, escuchar música, etc., en fin, un montón de utilidades además de otras aplicaciones que se pueden descargar por internet (algunas previo pago). Tener un teléfono inteligente es como llevar un ordenador encima, no necesitas estar en casa para chatear, jugar online o para intercambiar archivos, fotos o música.
¿Es imprescindible un teléfono inteligente para los y las adolescentes? Si nos paramos a pensar, tenemos que concluir que no. Estos aparatos no son imprescindibles para el desarrollo de nuestros adolescentes, especialmente si tienen 12, 13 ó 14 años de edad. Sin embargo, muchos padres y madres se verán "obligados" a regalarles uno a su hijo o hija por la "presión ambiental" y algún que otro "autoengaño". Para muchos adolescentes tener un teléfono inteligente, en concreto una Blackberry, es una seña de identidad que le confiere un mayor estatus en el grupo de iguales. Así que hay padres que piensan que como la tienen la mayoría de sus amigos y amigas, su hijo o hija no va a ser menos. También creen que regalar este dispositivo mejorará la comunicación y el control sobre su hijo o hija.
Según los datos de un estudio publicado recientemente, el uso que los adolescentes y jóvenes realizan de los teléfonos inteligentes o "smartphones" está influyendo en su modo de vida y comporta algunos riesgos que es necesario conocer. De tal forma que un uso excesivo de estos dispositivos les quita tiempo para sus obligaciones, para estar con la familia o para relacionarse con sus iguales.
Según dicho estudio, la edad media de acceso a estos aparatos inteligentes es de 13 años, o que parece una edad demasiado prematura para los riesgos que se asocian a su uso. El 80% de los adolescentes dicen que lo utilizan mayoritariamente solos. En cuanto a los lugares de uso, el 44% indica que los utiliza fundamentalmente en la calle y el 38% que lo hace en casa. Respecto al tiempo de uso, el 50% los utiliza durante los fines de semana y el 28% entre semana.
¿ESTÁN LOS PADRES PREPARADOS PARA REGALAR UN TELÉFONO INTELIGENTE A SU HIJO O HIJA?
Entregar a un hijo o hija adolescente un teléfono inteligente, como una Blackberry, es entregarle un medio muy potente para comunicarse y para obtener e intercambiar información. Los límites del uso estarán en función de la edad y de la responsabilidad de los usuarios. Es claro que los padres y madres no deben entregar sin restricciones este aparato, tienen que hacerse responsables del uso que sus hijos e hijas le den.
La solución no es impedir o prohibir el uso de estos dispositivos, sino conocer su funcionamiento y educar a los hijos e hijas para que realicen un uso adecuado de estos artilugios. Por consiguiente, recomendamos a los padres y madres que conozcan bien lo que regalan, que tengan en cuenta la edad y responsabilidad de sus hijos e hijas a la hora de regalarles un "smartphone", establecer con ellos las normas, consecuencias y compromisos para su uso y para su mantenimiento y, por último, supervisar y controlar la utilización que su hijo o hija haga del mismo.
¿QUÉ RIESGOS TIENEN LOS ADOLESCENTES CON EL USO DE LOS TELÉFONOS INTELIGENTES?
- Acceso a contenidos inadecuados: Visitar páginas web, recibir o enviar vídeos o fotos de contenido sexual, pornográfico o violento.
- Contacto con personas desconocidas, en ocasiones adultas, que tratan de ganar su confianza para chantajearles sexualmente o con la intención de tener una cita. Es lo que se llama "grooming".
- Enviar fotos o vídeos de contenido provocativo o sexual sin pensar en el uso que otras personas les puedan dar; o reenviar los de terceras personas sin su permiso ("sexting").
- Recibir mensajes insultantes o ser víctimas de ciberacoso por parte de otros chicos o chicas. También se da la posibilidad de que puedan incurrir en conducta de acoso a otros compañeros o compañeras de clase.
- Amenazas a su privacidad: Exponiendo datos, fotos o vídeos personales ante los demás sin tener en cuenta el uso que terceros puedan realizar de los mismos.
- Uso y gasto excesivo. Esto puede dar lugar a la pérdida de tiempo o al incumplimiento de responsabilidades en el ámbito familiar y escolar. También existe el peligro de ser objeto de fraude con algunas descargas o compras online.
- Por último, el riesgo del uso excesivo o de contraer una adicción a estos dispositivos. Así, se dan casos de chicos y chicas que se sienten nerviosos, agobiados, irritables y de mal humor cuando no tienen su "smartphone" cerca.
CONSEJOS PARA LOS PADRES Y MADRES SOBRE EL USO DE LOS SMARTPHONES
- Los padres tienen que conocer el funcionamiento de estos dispositivos: Para valorar la necesidad y la importancia de proporcionar uno de estos aparatos a su hijo o hija. Hay que conocer su funcionamiento, sus servicios y las aplicaciones disponibles. Informarse sobre las posibilidades de control parental.
- Y establecer normas para su utilización: Consensuarlas con los hijos e hijas y revisar su funcionamiento periódicamente. Se recomienda establecer normas sobre los siguientes apartados:
+ Espacios o lugares de uso: Favorecer su uso en lugares comunes de la casa. Evitar que se lo lleven al dormitorio al acostarse, que lo tengan encendido cuando estudian o que se lo lleven al instituto.
+ Tiempo de uso: Establecer un límite de tiempo diario o semanal. No dejar que lo utilicen sin ninguna restricción.
+ Gasto mensual: Establecer un límite de gasto. Conocer las tarifas de uso, el precio de las descargas, de las aplicaciones, etc. Tener en cuenta que este gasto no es un derecho ni un privilegio del adolescente, sino que es algo que tiene que ganarse a través del cumplimiento de sus responsabilidades y de su comportamiento en casa y en la escuela.
+ Servicios del teléfono inteligente: Establecer normas sobre la utilización de fotos y vídeos, comportamiento en el chat y en las redes sociales, uso de los juegos online, acceso a internet, etc.
- Vigilar su conducta para tratar de advertir señales que indiquen síntomas de uso excesivo o de “adicción”, como por ejemplo nerviosismo, irritabilidad, agobio, cansancio, aislamiento... Pedirle que descanse o cambie de actividad cuando encuentren estos síntomas.
- Hablar con los hijos o hijas sobre los contenidos que visitan en internet y sobre el uso que le dan al aparato.
+ Interesarse por los temas que prefieren y por las cosas que le incomodan en el uso del teléfono inteligente.
+ Hay que pedirles que comuniquen a los padres cualquier incidente que les ocurra, si algo les incomoda, si tienen contacto con personas desconocidas, etc.
+ Hablar sobre el riesgo de exponer datos personales en la red (fotos, vídeos, número de teléfono, dirección, etc.), pues se pierde el control sobre los mismos. Hay que pensar muy bien lo que se publica.
- Hacer conscientes a sus hijos e hijas de los riesgos que pueden correr si extravían o les roban el teléfono (desactivar la tarjeta SIM y ponerse en contacto con el operador), así como de otros riesgos asociados a la seguridad del aparato. Configure junto con su hijo o hija la seguridad de su teléfono inteligente.
+ Aplicar medidas de seguridad: Atención a los virus, hacer copias de seguridad frecuentes, uso confidencial del número PIN (conocimiento del mismo por parte de los padres).
+ Conocer el código IMEI del teléfono por si le extravía.
+ Desactivar la conexión Bluetooth, WiFi, GPS y otras cuando no las estén utilizando.
+ Ayudarle a borrar la información almacenada en el teléfono cuando se deshagan de él.
- Activar las funciones de control parental para conocer el uso que su hijo o hija hacen del teléfono. Supervisar los archivos y aplicaciones que descargan.
Según dicho estudio, la edad media de acceso a estos aparatos inteligentes es de 13 años, o que parece una edad demasiado prematura para los riesgos que se asocian a su uso. El 80% de los adolescentes dicen que lo utilizan mayoritariamente solos. En cuanto a los lugares de uso, el 44% indica que los utiliza fundamentalmente en la calle y el 38% que lo hace en casa. Respecto al tiempo de uso, el 50% los utiliza durante los fines de semana y el 28% entre semana.
¿ESTÁN LOS PADRES PREPARADOS PARA REGALAR UN TELÉFONO INTELIGENTE A SU HIJO O HIJA?
Entregar a un hijo o hija adolescente un teléfono inteligente, como una Blackberry, es entregarle un medio muy potente para comunicarse y para obtener e intercambiar información. Los límites del uso estarán en función de la edad y de la responsabilidad de los usuarios. Es claro que los padres y madres no deben entregar sin restricciones este aparato, tienen que hacerse responsables del uso que sus hijos e hijas le den.
La solución no es impedir o prohibir el uso de estos dispositivos, sino conocer su funcionamiento y educar a los hijos e hijas para que realicen un uso adecuado de estos artilugios. Por consiguiente, recomendamos a los padres y madres que conozcan bien lo que regalan, que tengan en cuenta la edad y responsabilidad de sus hijos e hijas a la hora de regalarles un "smartphone", establecer con ellos las normas, consecuencias y compromisos para su uso y para su mantenimiento y, por último, supervisar y controlar la utilización que su hijo o hija haga del mismo.
¿QUÉ RIESGOS TIENEN LOS ADOLESCENTES CON EL USO DE LOS TELÉFONOS INTELIGENTES?
- Acceso a contenidos inadecuados: Visitar páginas web, recibir o enviar vídeos o fotos de contenido sexual, pornográfico o violento.
- Contacto con personas desconocidas, en ocasiones adultas, que tratan de ganar su confianza para chantajearles sexualmente o con la intención de tener una cita. Es lo que se llama "grooming".
- Enviar fotos o vídeos de contenido provocativo o sexual sin pensar en el uso que otras personas les puedan dar; o reenviar los de terceras personas sin su permiso ("sexting").
- Recibir mensajes insultantes o ser víctimas de ciberacoso por parte de otros chicos o chicas. También se da la posibilidad de que puedan incurrir en conducta de acoso a otros compañeros o compañeras de clase.
- Amenazas a su privacidad: Exponiendo datos, fotos o vídeos personales ante los demás sin tener en cuenta el uso que terceros puedan realizar de los mismos.
- Uso y gasto excesivo. Esto puede dar lugar a la pérdida de tiempo o al incumplimiento de responsabilidades en el ámbito familiar y escolar. También existe el peligro de ser objeto de fraude con algunas descargas o compras online.
- Por último, el riesgo del uso excesivo o de contraer una adicción a estos dispositivos. Así, se dan casos de chicos y chicas que se sienten nerviosos, agobiados, irritables y de mal humor cuando no tienen su "smartphone" cerca.
CONSEJOS PARA LOS PADRES Y MADRES SOBRE EL USO DE LOS SMARTPHONES
- Los padres tienen que conocer el funcionamiento de estos dispositivos: Para valorar la necesidad y la importancia de proporcionar uno de estos aparatos a su hijo o hija. Hay que conocer su funcionamiento, sus servicios y las aplicaciones disponibles. Informarse sobre las posibilidades de control parental.
- Y establecer normas para su utilización: Consensuarlas con los hijos e hijas y revisar su funcionamiento periódicamente. Se recomienda establecer normas sobre los siguientes apartados:
+ Espacios o lugares de uso: Favorecer su uso en lugares comunes de la casa. Evitar que se lo lleven al dormitorio al acostarse, que lo tengan encendido cuando estudian o que se lo lleven al instituto.
+ Tiempo de uso: Establecer un límite de tiempo diario o semanal. No dejar que lo utilicen sin ninguna restricción.
+ Gasto mensual: Establecer un límite de gasto. Conocer las tarifas de uso, el precio de las descargas, de las aplicaciones, etc. Tener en cuenta que este gasto no es un derecho ni un privilegio del adolescente, sino que es algo que tiene que ganarse a través del cumplimiento de sus responsabilidades y de su comportamiento en casa y en la escuela.
+ Servicios del teléfono inteligente: Establecer normas sobre la utilización de fotos y vídeos, comportamiento en el chat y en las redes sociales, uso de los juegos online, acceso a internet, etc.
- Vigilar su conducta para tratar de advertir señales que indiquen síntomas de uso excesivo o de “adicción”, como por ejemplo nerviosismo, irritabilidad, agobio, cansancio, aislamiento... Pedirle que descanse o cambie de actividad cuando encuentren estos síntomas.
- Hablar con los hijos o hijas sobre los contenidos que visitan en internet y sobre el uso que le dan al aparato.
+ Interesarse por los temas que prefieren y por las cosas que le incomodan en el uso del teléfono inteligente.
+ Hay que pedirles que comuniquen a los padres cualquier incidente que les ocurra, si algo les incomoda, si tienen contacto con personas desconocidas, etc.
+ Hablar sobre el riesgo de exponer datos personales en la red (fotos, vídeos, número de teléfono, dirección, etc.), pues se pierde el control sobre los mismos. Hay que pensar muy bien lo que se publica.
- Hacer conscientes a sus hijos e hijas de los riesgos que pueden correr si extravían o les roban el teléfono (desactivar la tarjeta SIM y ponerse en contacto con el operador), así como de otros riesgos asociados a la seguridad del aparato. Configure junto con su hijo o hija la seguridad de su teléfono inteligente.
+ Aplicar medidas de seguridad: Atención a los virus, hacer copias de seguridad frecuentes, uso confidencial del número PIN (conocimiento del mismo por parte de los padres).
+ Conocer el código IMEI del teléfono por si le extravía.
+ Desactivar la conexión Bluetooth, WiFi, GPS y otras cuando no las estén utilizando.
+ Ayudarle a borrar la información almacenada en el teléfono cuando se deshagan de él.
- Activar las funciones de control parental para conocer el uso que su hijo o hija hacen del teléfono. Supervisar los archivos y aplicaciones que descargan.
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