En el grupo de trabajo de las orientadoras y orientadores de Secundaria del Campo de Gibraltar hemos dedicado las dos últimas reuniones a informarnos y debatir sobre el denominado "M-Learning" o "Aprendizaje Móvil". Los "smartphones" o teléfones móviles inteligentes, además de las "tablets" o tabletas han llegado para quedarse y han conseguido unas cuotas de penetración enormes, especialmente entre los jóvenes, en comparación con otros dispositivos móviles y con ordenadores fijos o portátiles. Según un estudio reciente, el 67% de los adolescentes entre 10 y 15 años tiene teléfonos móviles inteligentes y casi el 100% de los que tienen 14 y 15 años.
La rapidez de su extensión y uso entre los adolescentes contrasta con la dificultad y la falta de respuesta que, en general, hemos tenido desde nuestros centros y sistema educativo. Esto ha dado lugar a que en muchos centros, la mayoría de nuestra zona, se hayan adoptado medidas de prohibición de la tenencia y uso del teléfono móvil en los centros. Medida que, desde nuestro punto de vista, no es adecuada y solo indica una falta de respuesta educativa ante estas tecnologías. Entendemos que en los centros se tendría que regular el uso de los teléfonos inteligentes, penalizar su mal uso y formarnos para favorecer su utilización como un recurso educativo más. Al mismo tiempo, el sistema educativo tampoco está siendo ágil para divulgar buenas prácticas, facilitar el intercambio de experiencias y la formación del profesorado.
¿Qué podemos hacer en los centros?
Los estudiantes de todo el mundo utilizan teléfonos móviles y lo seguirán haciendo aunque estén prohibidos en las escuelas. Si las autoridades escolares o los centros prohibimos las tecnologías móviles, ni estas ni los riesgos asociados a ellas desaparecerán. Por ello, una postura más adecuada debería ser enseñar a los estudiantes a usar las tecnologías móviles de forma responsable y para el aprendizaje:
– Capacitar al alumnado para utilizar las tecnologías digitales de forma responsable y segura, en lugar de simplemente prohibirlas. Esto hará que en las escuelas se revisen y flexibilicen las normas que restringen su uso y se incorpore al ROF, al menos mientras la Administración Educativa no lo regule directamente.
– Al mismo tiempo, crear estrategias pedagógicas y experiencias innovadoras para integrar el uso de estas tecnologías en la escuela como medio de favorecer la enseñanza y el aprendizaje.
– Capacitar al alumnado para utilizar las tecnologías digitales de forma responsable y segura, en lugar de simplemente prohibirlas. Esto hará que en las escuelas se revisen y flexibilicen las normas que restringen su uso y se incorpore al ROF, al menos mientras la Administración Educativa no lo regule directamente.
– Al mismo tiempo, crear estrategias pedagógicas y experiencias innovadoras para integrar el uso de estas tecnologías en la escuela como medio de favorecer la enseñanza y el aprendizaje.
¿Qué podemos hacer los profesionales de la orientación?
Los orientadores y las orientadoras tenemos, en nuestra labor de asesoramiento en los centros, que conocer y realizar propuestas para incluir el móvil como un recurso educativo más.
- Por un lado, hay que garantizar que los dispositivos móviles se utilicen de forma segura y efectiva en las aulas para evitar riesgos asociados a su uso irresponsable. Por consiguiente, realizar propuestas para que se regule el uso educativo de los teléfonos móviles en el ROF de los centros así cómo la redacción de medidas para garantizar una utilización responsable.
- Por otro lado, promover el uso educativo de estos dispositivos: Recopilar experiencias, recursos digitales y materiales didácticos de calidad sobre el uso de los teléfonos móviles en la escuela; y favorecer la autoformación del profesorado.
- Por un lado, hay que garantizar que los dispositivos móviles se utilicen de forma segura y efectiva en las aulas para evitar riesgos asociados a su uso irresponsable. Por consiguiente, realizar propuestas para que se regule el uso educativo de los teléfonos móviles en el ROF de los centros así cómo la redacción de medidas para garantizar una utilización responsable.
- Por otro lado, promover el uso educativo de estos dispositivos: Recopilar experiencias, recursos digitales y materiales didácticos de calidad sobre el uso de los teléfonos móviles en la escuela; y favorecer la autoformación del profesorado.
Hay que tener en cuenta también otros aspectos que dificultan esta tarea, como por ejemplo la dependencia de los dispositivos móviles de los propios estudiantes, pues los centros no están dotados de tabletas o "smartphones". Habría que optar por fórmulas tipo "Bring your own mobile" (trae tu propio teléfono móvil) que se realizan en otros países. Por otro lado, no contamos con instalaciones adecuadas y conexiones a internet para soportar un uso fluido de estas tecnologías. Tampoco existen suficientes experiencias, bibliografía y estrategias didácticas adaptadas al uso de estss dispositivos. Sin embargo, el futuro de la educación no pasa ni debería pasar por el desconocimiento y la prohibición de un recurso sino por la preparación y regulación responsable y segura de su utilización educativa. Nadie piensa que sea fácil, pero es lo más sensato y hay que prepararse para ello.
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