Ya hemos planteado en otras entradas la importancia de la educación en valores de igualdad entre hombres y mujeres. Hoy en día este hecho es incontestable y tiene un gran consenso político y social. No obstante todavía permanecen prejuicios y estereotipos que contribuyen a mantener a la mujer en una posición social relegada a lo doméstico y supeditada al hombre. Se han realizado grandes avances, sobre todo en el terreno de los derechos, pero tal vez se ha avanzado menos en lo cotidiano (compartir las tareas del hogar o el cuidado y la educación de los hijos e hijas). En este y en otros temas, sobre todo los relacionados con los valores, el ejemplo es la mejor pedagogía.
La familia juega un papel relevante en la formación de la conciencia moral de los niños, niñas y adolescentes. Aprenden lo que ven hacer más que lo que escuchan que se debe hacer, y lo que aprenden -al estar recompensado por el afecto y la protección de las relaciones familiares- les predispone para actuar de una forma determinada. Los padres y madres son claves para educar a sus hijos e hijas sin prejuicios que les impidan liberarse de los papeles que tradicionalmente se les asigna en función de su sexo.
Tradicionalmente se ha adjudicado a las mujeres el peso de la educación de los hijos e hijas. Han sido, y son en la mayoría de los casos, las madres las principales responsables de inculcar las normas, de promover actitudes y valores. También son ellas las que mantienen el contacto y las relaciones con los centros educativos y con el profesorado, son las principales responsables de su educación y las que llevan la carga en solitario cuando se producen los problemas. Es necesario, pues, que los padres comprendan que la educación de los hijos e hijas es un asunto que compete a ambos progenitores y que debe compartirse de forma responsable y equilibrada.
En los centros educativos, observamos cómo algunos adolescentes reproducen comportamientos sexistas en las relaciones afectivas que mantienen con sus compañeras: les restringen su forma de vestir; les limitan su círculo de amistades; las someten a sus decisiones; supeditan su libertad a lo que ellos les impongan; etc. Estas relaciones están plagadas de prejuicios y suponen, en cierta medida, una parte del lento proceso de construcción de un maltratador y de su víctima.
Por todo ello, es importantísimo que las familias sean conscientes de su importancia para promover los valores de igualdad entre los hombres y las mujeres. Desde la escuela podemos colaborar en ese proceso de concienciación y sensibilización social, pero nunca podremos sustituir a las familias en ello. Coincidiendo con la celebración en Marzo del día de la mujer trabajadora hemos realizado en las tutorías una serie de actividades para promover la reflexión sobre este tema y ayudar a eliminar prejuicios sexistas. Animamos a las familias a tratar en el ámbito familiar estas cuestiones ofreciendo, como hemos dicho más arriba, el ejemplo como elemento fundamental para el aprendizaje.
RECURSOS PARA TRATAR ESTE TEMA
- Guía de buenas prácticas para favorecer la igualdad entre hombres y mujeres. Consejería de Educación.- Aprender a cuidar y a cuidarnos. Experiencias para la autonomía y la vida cotidiana. Autoras: Nuria Solsona, Amparo Tomé, Rafaela Subías, Judit Pruna y Xus de Miguel. Editorial Octaedro y Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
- Mujeres en el mundo. Orientaciones para el profesorado. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
- Mujeres en la historia. Feminario IES Santa Isabel de Hungría. Ayuntamiento de Jerez.
EN EL INSTITUTO HEMOS REALIZADO LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES POR NIVELES
- Reparto del trabajo en casa. Actividades adaptadas del libro "Aprender a cuidar y cuidarnos".- Prejuicios y Estereotipos.
- Visionado de las películas: "Billy Elliot" y "Quiero ser como Beckam".
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